Familia Vida y Libertad

Puede mujer que estando tú embarazada un médico o alguien te haya dicho que “te quites eso”. Y “eso” es un cuerpo humano, una vida humana, una criatura de Dios, amada por Dios desde el principio de la creación, concebida para vivir, y no sólo para vivir en esta vida, sino sobre todo, para vivir eternamente en el cielo.

Puede que a vosotros esposos, marido y mujer, alguien os aconseje no tener hijos “de momento”, o “esperar un poco”, o que la “paternidad responsable” es tener los hijos que uno quiera y no los que Dios quiera, y, sin una causa grave, os inviten a usar anticonceptivos “de momento”. Pero, cuando os negáis a tener hijos no sólo les estáis negando esta vida terrena sino que también les estáis negando la vida futura en el cielo.

¿Por dónde vino el Mesías? El Mesías no vino ni por la derecha ni por la izquierda. El Mesías vino de arriba, de las alturas, del seno de Padre. Y entró al mundo por la puerta más inesperada: por una mujer, por una pequeña muchacha de una pequeña aldea de Israel, María.  El Mesías no vino ni por la derecha ni por la izquierda, sino que vino de arriba y a través del seno inmaculado de María. Por eso nosotros los cristianos no  somos ni de derechas ni de izquierdas, sino de arriba.

Como el pueblo de Israel purificó su liturgia del Templo durante el Exilio y celebró su liturgia en las casas, en las familias, en la liturgia doméstica, así nosotros durante este tiempo de pandemia nos hemos visto obligados a abandonar por un tiempo el templo y a celebrar la liturgia  cristiana en las casas, en familia, en la iglesia doméstica.

Quizás este tiempo haya sido un tiempo providencial para depurar nuestra liturgia y centrarla en nuestra vida, en nuestro hogar, en nuestra familia.