Familia Vida y Libertad

Si elimináis del Belén a Jesucristo, si elimináis a la Sagrada Familia, si elimináis también a los ángeles, os quedaréis sólo con Herodes oprimiendo al pueblo y sacrificando a los inocentes, por el aborto y la eutanasia, tal y como ocurre actualmente en nuestra sociedad.

¿Cuánto tiempo estuvo esperando Dios Todopoderoso el Sí de aquella pequeña jovencita de unos 15 años llamada María en la pequeña aldea de Nazaret? Quizás fueran sólo unos segundos, o puede que un solo segundo, un único segundo del que dependía la Encarnación del Hijo Único de Dios en el seno inmaculado de María. Dicen los Padres de la Iglesia que María quedó embarazada del Mesías por el oído, como una pequeña catecúmena, al escuchar el Anuncio del ángel Gabriel.

Me contaron que una comunidad de hermanos con el paso del tiempo y de los años había ido perdiendo los primeros amores y se le había ido enfriando el amor primero. De tal modo, que ya no eran ni fríos ni calientes, sino tibios, y tan tibios, que estaban a punto de ser vomitados por el Señor.

“La oración se ha comparado a una piscina, y el arrepentimiento al mar. Como una piscina está a veces abierta, a veces cerrada, así las puertas de la oración a veces están cerradas, a veces abiertas; el mar, en cambio, está siempre abierto: así están abiertas siempre las puertas del arrepentimiento (la teshuvá)”. (Oración hebrea del Selijot, citada por Francesco Voltaggio en  Las fiestas judías y el Mesías).

¿Y qué es la teshuvá? Es la conversión, el retorno del hombre a Dios.

Si esto es verdad, y lo es, si esta es la verdad por la que el Hijo de Dios se hizo carne y quiso habitar entre nosotros, si esta verdad es que estamos en esta tierra de paso para prepararnos para la vida eterna en el cielo, si esto es verdad y lo callamos, no sólo estamos perdiendo el tiempo, no sólo estamos mintiendo por callar la verdad, sino que estamos engañando a todos los hombres y mujeres con los que nos encontramos cada día a lo largo de nuestra vida.