El niño se descubre a sí mismo como persona ante la mirada llena de amor de su madre hacía él. La mirada de la madre va conformando su ser.

Más tarde, el niño descubre a su padre por la mirada de la madre a su esposo, al ver como su madre admira y mira al esposo. Así él va descubriendo a su padre, que entra en su vida a través de la mirada de la madre.

Así también nosotros los cristianos nacemos de nuevo ante la mirada de amor de la Madre, y conocemos al Padre ante su mirada de esposa a su Esposo.

Cuando el Señor vio como Adán y Eva corrían el gran peligro de tocar el árbol de la vida, les envió un ángel para que les anunciara el camino de la vida, la Humanae Vitae.

Adán y Eva no hicieron caso del ángel  y fueron seducidos por la serpiente asesina y mentirosa desde el  principio, y tocaron el árbol de la vida. Y tomaron el camino de la píldora anticonceptiva y del aborto, de la fecundación artificial y del vientre de alquiler, de las operaciones de cambio de sexo y la eutanasia.

“Desde que Eva comió la manzana, no ha habido otro acontecimiento tan significativo para las relaciones entre sexos como la llegada de la contracepción moderna” (Mary Eberstadt, Adán y Eva después de la píldora).

¿Dónde estaba Adán mientras era tentada Eva? Esa pregunta se la he oído muchas veces a  mi catequista Carmen Hernández. ¿Dónde estaba Adán mientras el enemigo engañaba a su mujer? Y yo me pregunto: ¿dónde está Adán hoy mientras es tentada Eva? Jugando a los videojegos. Adán abandona hoy a su mujer horas y horas mientras se conecta a internet,  al Tablet, al ordenador o a su teléfono móvl. Así responden  muchas  mujeres hoy en USA ( Mary Ebesrtadt “Adán y Eva después de la píldora”.
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