“El comunismo tiene una antropología propia, una idea sobre qué es el ser humano, y es la misma ideología que está en la base de la maternidad subrogada, y de toda la ideología LGTB… las consecuencias son y serán terribles… estrechamente vinculada al dios de este mundo, que es el dinero… es una lucha entre la civilización de la vida y la civilización de la muerte” Monseñor Zimtrowicz, obispo ucraniano (26-6-20 en Religión en Libertad https://www.religionenlibertad.com/vida_familia/777510355/comunismo-ideologia-vientres-alquiler.html).

Si aceptamos que lo “técnicamente posible es lo éticamente admitido” estamos justificando Auschwitz. El mal de Auschwitz hubiera seguido siendo mal aunque hubiera sido legalizado mayoritariamente por consenso en un parlamento democrático.

El cisma moral es la división de dos modos de vivir el cristianismo: uno es fiel a la Escritura, a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia, tal y como lo han vivido desde hace dos mil años los cristianos, lo que todos siempre y en todas partes han vivido; otro es fiel a las ideologías de la época contemporánea. La primera forma de vivir es la que recoge la Humanae Vitae, y la otra forma de vivir es la que responde a lo que hoy se podría llamar la ideología invisible: la ideología de género.

Transcurridos más de 50 años de la publicación de la Humanae Vitae (1968) por San Pablo VI se puede comprobar los frutos producidos por su rechazo o aceptación dentro de la Iglesia: las iglesias que la aceptaron se han llenado de  matrimonios fieles abiertos a la vida, de niños, de jóvenes y de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa. Las que lo rechazaron se van extinguiendo lentamente, sin jóvenes, sin niños, y sin vocaciones al matrimonio, al sacerdocio o  a la vida religiosa.

Ser uno con Él es el deseo de la esposa, ser uno con Él. Tener un mismo espíritu, y un sólo espíritu. El Espíritu Santo. ¿Cómo saber que tengo un solo espíritu con Cristo? Por la comunión con los hermanos, porque si no hay comunión no está el Espíritu. Hay un solo Espíritu. El Enemigo siembra la división y el Espíritu la comunión.

Ser cuerpo y sangre con Él, es el deseo de la esposa, comer su cuerpo y beber su sangre. Vivir por Él, con Él, en Él y para Él, y que Él habite en nosotros.

Clara de Asís le escribe a Inés de Praga: “Coloca tu espíritu delante del espejo de la eternidad, deja que tu alma se sumerja en el esplendor de la gloria, únete de corazón al que es la encarnación de la esencia divina y mediante esta contemplación transfórmate toda entera a imagen de su divinidad”. Contémplale y déjate transformar le dice Clara a Inés.

La alegría que se manifiesta en el rostro enamorado de Cristo es el reflejo de su Santo Rostro.
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"Os invito a dar testimonio ante el mundo de la belleza del amor humano, del matrimonio y de la familia."
"Dios no puede fracasar en su intento de salvar al hombre"
Benedicto XVI
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