Familia Vida y Libertad

Gracias, perdón y permiso son las tres palabras que el Papa Francisco aconseja que se digan los esposos entre sí cada uno de sus días dentro de un matrimonio.

Gracias, perdón y permiso son también las tres palabras que yo le digo cada día a mi Esposo, a mi Señor Amado Jesucristo.

Gracias: por tu inmenso amor, por tu infinita misericordia para conmigo, por todas las maravillas que has hecho en mi vida, por las que haces hoy y por las que harás mañana y por las que seguirás haciendo hasta el último instante de mi vida aquí en la tierra.

Perdón: por todos mis pecados presentes, pasados y futuros, por mi egoismo y mi soberbia, por mi cobardía, por ser un siervo inútil tantas veces y un impedimento a tu santa voluntad muchas más.

La única tristeza de este mundo es la de no ser santos, decía el poeta francés León Bloy.  Porque hemos sido creados para Dios, y separados de Él sólo podemos experimentar la tristeza, la depresión, la angustia y la muerte.

“Los teólogos lo llaman “tristeza del siglo” o “tristeza según el mundo” (del latín Tristitia saeculi) es el dolor de la existencia (angustia vital) que acecha al hombre que ha dejado el Cielo para echarse en brazos del mundo” (Dr. Wighard Strehlow).

La curación de muchos de nuestros males psíquicos y espirituales  se logra mediante la puesta en práctica del ideal monástico que durante dos mil años ha experimentado la iglesia tanto en oriente como en occidente:

“La lucha contra los pensamientos no consistía únicamente en rechazarlos, sino que también estaba ligada indisolublemente al ideal monástico, es decir, a ser despreciado, a considerarse el último de todos y a renunciar a la propia voluntad:  “Sé despreciado, rechaza tu voluntad y los

Él ha estado siempre a mi lado

No me ha abandonado nunca

Aunque yo le he ofendido y humillado

Él ha estado siempre a mi lado

Aunque yo le he despreciado y maltratado

Nunca se ha divorciado de mí

Aunque yo le he violentado y manipulado

Él no se ha ido nunca lejos de mí

Me ha mirado siempre a los ojos

Y ha aguardo a la puerta sin cansarse

Que yo le abriera la puerta de mi casa.

Sólo Tú eres el Camino. Seguir tus huellas luminosas, mi Señor Amado Jesucristo, es el único camino que me lleva al Padre, a la casa del Padre, al Reino de los Cielos.

Sólo Tú eres la Verdad. He sido creado para vivir como tú vives, cuando el Padre me  plasmó con sus propias manos ya  tenía puestos sus ojos en un único modelo, en Ti, mi Señor y Amado Jesucristo.

Sólo Tú eres la Vida.

Este es el Esposo que tan enamorado está de su esposa que cuando cada mañana le da un beso y ella se despierta, se encuentra el sol, la luz del día, el aire, el agua y el campo lleno de flores, sólo para ella.

Este es el Esposo tan enamorado de su esposa que siendo él inmortal se ha hecho mortal para estar cerca de ella, y se ha hecho como ella, para que ella pueda algún día ser como Él.

El 25 de julio de 1968 el Papa Pablo VI publicó la Encíclica Humanae Vitae. Una palabra profética de la Iglesia para el hombre y la mujer de hoy. Y  como toda profecía ha sido rechazada por unos y aceptada por otros. Mientras que los sabios y poderosos del mundo la desprecian y la rechazan, los pequeños la ponen en práctica.

¿Quién eres Tú que tanto me has amado? Tú, el Cristo, autorrevelación de Dios en la historia y en mi vida. Porque si yo no puedo salir de mí mismo, Tú sí que puedes entrar en mí. Tú, el amor de Dios que ha descendido hasta el infierno de mi vida, al extremo de la noche y de la muerte. Tú, el Cristo, la imagen para la que fui creado desde el principio de la creación, el modelo donde tenía los ojos puestos el Padre cuando me modelaba del barro.

Un don es el ser

Un don es la existencia

Un don es la vida….

Un don es la belleza

Un don, la libertad

Un don es la verdad…

Un don es el amor

Un don, la familia

Un don, la comunidad

Un don, ser amado por Ti

Un don, poderte amar con tu mismo amor…

Un don eres Tú, Jesucristo…

Un don es caminar hacia Tu Reino...

Un don es llenarme de Tu Espíritu Santo…

Un don es abandonarme a Tus brazos

Un don es la Belleza…

Y la Belleza eres Tú.

Me estás enamorando cada día…

Ya sé que esa rosa tan hermosa la has creado para mí, y para todos nosotros.

Ya sé que antes de la creación del mundo ya estabas enamorado de mí, y de todos nosotros.

Ya sé que has colocado esas nubes para mí, y que esta primavera tan hermosa la tenías diseñada para mí, y para todos nosotros, desde antes de la creación del mundo.