Familia Vida y Libertad

Igual que hay un modo de vivir cristiano diferente al  modo de vivir pagano, también hay un modo de morir cristiano diferente al modo de morir pagano. Y también hay un modo de enterrar cristiano, diferente al modo de enterrar pagano.

Cristiano, procura que, cuando mueras, no hagan con tu cuerpo lo que hacen los paganos, que no creen en la resurrección de la carne. Que tu cuerpo sea enterrado, para que tu carne dormida, realmente  corrompida, espere la resurrección de los muertos. Porque esa carne que ha sido templo del Espíritu Santo resucitará el Día que Cristo venga a buscar lo que es suyo: la carne del cristiano que vivió y murió con Él.

El Joven le preguntó al Ángel: -¿Qué he de hacer para buscar el último lugar?

El Ángel le respondió: -Para encontrar el último lugar has de caminar con amor, con alegría, con humildad y con obediencia.

-¿Lo encontraré? – preguntó el Joven

- Lo encontrarás – respondió el Ángel- pero cuando lo encuentres no lo podrás ocupar, porque el último lugar ya está ocupado por Jesucristo.

La humildad es la raíz y el fruto de la santidad. La humildad es la prueba de que esos dones y carismas vienen de Dios. No hay santo sin humildad. Ni la humildad entrará en el infierno, ni la soberbia entrará en el cielo.

En el infierno se puede entrar con muchas virtudes, menos con la humildad, y en el cielo se puede entrar con muchos pecados, menos con la soberbia.

Seguir desnudo al Cristo desnudo.

Para ser humilde hay que ser humillado (Papa Francisco).

Una cruz sin Jesús no es cristiana (Papa Francisco).

La cruz es mi libro, una mirada a ella me enseña cómo debo actuar en cada circunstancia (San Conrado Birndorfer de Parzham).

Aparte de la cruz no hay otra escalera por la que podamos subir al cielo (Santa Rosa de Lima). Si se rechaza la cruz, no se encuentra otro camino para subir al cielo.

Por la cruz al Paraíso.

En la cruz somos uno con Cristo.

Cristo en su Resurrección nos ha abierto la puerta del Paraíso: la Cruz.

La verdad revelada es el amor, y el amor encarnado es la belleza (Pavel Florensky).

La Belleza que salva al mundo es Cristo (Dostoyevski).

La belleza es el resplandor de la verdad (Gaudí).

La belleza es la expresión visible del bien (Juan Pablo II).

El bien es la belleza de la verdad: el Amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.

El mal odia la verdad y la belleza.

La belleza va más allá de la razón.