Familia Vida y Libertad

Cada mártir cristiano es un acto de libertad. Una prueba de que la libertad de conciencia está por encima del Estado. El corazón del hombre anhela de libertad de poder vivir conforme a la verdad; incluso por encima de la ley (Antígona, Sócrates). “Padecer persecuciones es característico de los hombres que viven conformes al Logos” (San Justino). Pero los cristianos no somos héroes. La debilidad de nuestra naturaleza, hace que el miedo, la cobardía, o el temor a ir contracorriente, nos lleven a renegar de vivir conforme a la verdad. Más he aquí que la gracia viene en ayuda de nuestra debilidad.  “La gracia ha vencido a la naturaleza: esta es la historia de los santos” (Cardenal Newman).

La realidad existe. “La libertad significa libertad para decir que dos más dos son cuatro. Si esto se admite todo lo demás se da por añadidura” (George Orwell, 1984). La libertad es poder decir que un hombre es un hombre, y que una mujer es una mujer; que un padre es un padre, y una madre es una madre; que un esposo es un hombre, y una esposa, una mujer;  que Dios es creador, y nosotros somos criaturas. La libertad es poder decir que la realidad existe, y la naturaleza también.

Islam es sumisión, y cristianismo es libertad.

Laicismo es totalitarismo, y cristianismo es libertad.

Los que hablan de Dios y hacen violencia contra hombres, mujeres y niños inocentes, blasfeman de Dios. Los que rezan a Dios y asesinan a otros hombres, mujeres y niños inocentes, son agentes del Diablo.

Mártir es una palabra de origen griego que significa "testigo".

El laicismo no tiene mártires, porque como decía el poeta Agustín de Foxá, dar la vida por la democracia es como dar la vida por el sistema métrico decimal. Nadie es mártir del relativismo. Si no hay verdad, no hay testigos. No se puede ser testigo de la nada.

El islam llama mártir al terrorista suicida. ¿De qué es testigo el mártir yihadista? El terrorista suicida sólo puede ser testigo del odio, del mal y de la muerte.

Cristo es el Esposo, no es un violador, nos espera pacientemente a la puerta, sin prisas, sin hacer uso de la violencia, esperando nuestro sí. El tiempo es de Dios (Papa Francisco).  Dios nos habla en la historia. Nuestra debilidad, nuestros fracasos, son la prueba real de que nosotros no somos dioses. Somos criaturas. Existe Otro. Sólo Él es Dios. Y nos ama. Nuestra debilidad es la voz de Dios en nuestra carne. Aprender de nuestra debilidad es ciencia de Dios.