Familia Vida y Libertad

El pecado de ignorancia es ignorar que el otro es Cristo.

Quitarse las sandalias al pisar la tierra sagrada del otro (Papa Francisco).

El que detesta a su hermano es como un asesino que mutila el cuerpo de Cristo. El que se burla de su hermano es como el verdugo que le quita la libertad para acabar con su vida.

No hay mayor invitación al amor que amar primero (San Agustín).

Saluda tú primero (San Juan de la Cruz).

¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es aquel que me resulta insoportable (Dostoyevski).

Prójimo es aquel que está ahora a mi lado. El que molesta y estorba. Dice Dostoyevski, “al que no se puede amar”.  Prójimo es aquel que Dios pone a tu lado en cada momento.

Lo único que cuenta es la fe activa en la caridad.

La fe sin obras es un cadáver St 2,17

Nunca dejes de hacer una obra buena por miedo a caer en la vanagloria (Kiko Argüello).

Anunciad el Evangelio siempre, y,  si fuera necesario, también con la palabra (San Francisco). Evangelizad de palabra y de obra, como el ora et labora.

La fe y la esperanza son para esta vida, no así la caridad que aumentará en la vida eterna.

El tiempo es superior al espacio (Papa Francisco). Aunque veas que el enemigo ha sembrado todo el espacio de cizaña, no temas, espera, porque será vencido por la bondad del trigo que se manifiesta a su tiempo.

Aunque nadie haya podido regresar y hacer un nuevo comienzo… cualquiera puede volver a comenzar ahora y hacer un nuevo final (San Francisco Javier).

El desconocimiento propio genera soberbia, pero el desconocimiento de Dios genera desesperanza (San Bernardo).

¿Dónde estaba Dios mientras se asesinaba en Auschwitz? Dios estaba allí. Cristo entraba a los hornos crematorios de la mano de las víctimas inocentes.

La fe es la cabeza y la raíz; si la conservas, aunque pierdas todo lo demás, lo recuperarás luego con creces (San Juan Crisóstomo).

Se empieza perdiendo la fe, y se acaba perdiendo la razón.

Ante el miedo a la muerte no es la fe la que tranquiliza, sino el Amor (Bernanos).

No hay ateos, sino idólatras (Dostoyevski).

La historia de América hubiera sido muy distinta sin la Reconquista: si España hubiera sido islámica, las naves que llegaron a América, enviadas por Isabel la Católica, no habrían llevado la Buena Nueva del Evangelio, sino la sumisión del Islam; la historia de Europa hubiera sido muy distinta si las naves españolas hubieran sido derrotadas en Lepanto, Europa central hubiera sido una provincia del Imperio turco; y la historia mundial hubiera sido muy distinta si la guerra civil de 1936 la hubiera

Aquel monje tenía gran fama de sabiduria, santidad y humildad. Tal era su fama, que un día le llamaron de Roma porque el mismo Papa quería conocerlo. Lleno de alegría fue a pedir permiso a su padre abad para inciar el viaje. El padre abad, preocupado al ver en su mirada, antes humilde, una pequeña chispa de vanidad, le dió permiso. Más con rostro serio le advirtió: "ten cuidado hijo mio, no seas que vayas a Roma como un santo, lleno de humildad, y vuelvas como un demonio, lleno de soberbia".

A Cristo le gusta disfrazarse para acercarse más a nosotros. Le gusta hacerse cercano a nosotros, y por eso se disfraza de pobre, de mendigo, de prójimo maloliente e insoportable. Y se sienta a nuestro lado esperando que nosotros le hagamos en el pobre un pequeño signo de amor de nuestra parte.

Entonces no te quedaba otra salida que la cárcel, el psiquiátrico o el cementerio; como el que está muerto y no lo sabe. Abandonado, arrojado fuera del camino, desechado como material inservible; no apto para convivir con los humanos; totalmente derrotado por el Enemigo, sin vida, ni futuro, ni esperanza.  Olvidado en medio del campo de batalla.

Entonces fue cuando el Padre te cogió con sus propios brazos, como a un hijo. Te rodeó de ángeles que te protegieron; te dieron vida con la Palabra.

Cuentan que en la carpinteria de un monasterio se quejaban las herramientas unas de otras: el serrucho, al que los demás acusaban de ser muy cortante con todos, echaba en cara  a la lija lo áspero que era con los demás; la lija se quejaba del martillo, por estar siempre haciendo ruido y golpeando a diestro y siniestro; el martillo se quejaba del clavo por ser tan punzante, y pinchar al primero que se le acercara; el clavo se quejaba del tornillo, porque había que darles vueltas y vueltas como a

Cada mártir cristiano es un acto de libertad. Una prueba de que la libertad de conciencia está por encima del Estado. El corazón del hombre anhela de libertad de poder vivir conforme a la verdad; incluso por encima de la ley (Antígona, Sócrates). “Padecer persecuciones es característico de los hombres que viven conformes al Logos” (San Justino). Pero los cristianos no somos héroes.