Jul
24
DE LA CARNE
A veces nos creemos espíritus puros, inflados de orgullo y de soberbia, hasta que irrumpe el hermano burro de nuestro cuerpo, siempre repleto de debilidades y limitaciones, y nos reconduce por el camino de la humildad. Es que el demonio tolera muy bien que se nos suba la fe a la cabeza, pero le aterra que nos baje la fe al corazón, y se encarne en nuestra vida y en nuestra historia. El demonio odia la encarnación. Lo que más teme es la encarnación en la carne humilde de Maria.
La encarnación es el abrazo nupcial de Dios al hombre. El Hijo de Dios no ha tenido asco de nuestra carne, se ha abajado y ha penetrado en ella, como un Esposo. Se ha hecho una sola carne con nosotros, incluso, y sobre todo, con el cuerpo débil y enfermo, yacente en el lecho de amor de la enfermedad.
La encarnación es el abrazo nupcial de Dios al hombre. El Hijo de Dios no ha tenido asco de nuestra carne, se ha abajado y ha penetrado en ella, como un Esposo. Se ha hecho una sola carne con nosotros, incluso, y sobre todo, con el cuerpo débil y enfermo, yacente en el lecho de amor de la enfermedad.