Familia Vida y Libertad

“No mates al hijo en el seno de la madre y tampoco lo mates una vez que ha nacido”. Carta de Bernabé (siglo II).

“El número de niños a los que en nuestras  sociedades de raíces cristianas se ha impedido nacer en estas tres últimas   décadas es sencillamente estremecedor”. Cardenal Antonio María Rouco, Plaza de Colón, Madrid,   Misa de la Sagrada Familia, 30-12-2011.

“Lo que hagáis al más pequeño de estos mis hermanos, a Mí me lo hacéis” Mt 25, 40.

Alégrate.

Tres violencias ponen hoy en peligro la paz y la justicia.

El novicio preguntó al padre abad: “¿Aba, Dios lo ve todo? ¿Nos está viendo ahora mismo?”.

-Si hijo, le contestó el padre.

-Entonces ¿nos vigila por si nos portamos mal?

-No hijo, mío. No te mira para examinarte. Te mira como un enamorado mira a su amada, como un esposo a su esposa, porque te quiere y te ama inmensamente desde el primer día de la creación y aguarda a tu puerta a que le abras y le dejes entrar en tu casa y en tu corazón.

El hombre moderno camina sofocado por el peso de la melancolía y la desesperanza. Por mucho que pinte y  maquille su rostro, no deja de ser una vieja prostituta que añora la mirada del esposo de su juventud. Ya no es libre y carece de esperanza, pero en lo más íntimo de su corazón sigue anhelando el primer encuentro de amor con su Esposo.

El Mensaje del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios recientemente celebrado en el Vaticano nos invita a vivir la fe dentro de  la Iglesia: “la fe se decide en la relación que establecemos con la persona de Jesús,  que sale a nuestro encuentro” en la Iglesia “el espacio ofrecido por Cristo en la Historia para poderlo encontrar”.

Tomado de una entrevista a Monseñor Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares, España:

“El proceso de demolición del matrimonio y de la familia como realidades naturales no es casual. Nos encontramos ante un programa organizado por etapas, bien planificado y que forma parte de una especie de plan director más amplio: acabar con la preponderancia de la civilización cristiana y, en concreto, de la cultura católica, dinamitando sus cimientos antropológicos, filosóficos, jurídicos y teológicos.

Menendez Pelayo afirma, en el Epílogo a su Historia de los heterodoxos españoles, que ha sido la fe católica lo que verdaderamente ha unido a España a lo largo de sus dos mil años de historia, y que, por lo  tanto, el día que España pierda la fe, se descompondrá en el cantonalismo y retornará a los reinos de taifas.

Si España se apaga, es porque antes se ha apagado la llama de la fe.

La crisis económica comenzó el mismo día que Occidente empezó a perder la fe. Tras perder la fe, se perdieron los valores, y el arte de saber vivir. Ya lo vislumbraban los personajes de Dostoievski: si Dios no existe, todo me está permitido.

Esta frase explica el comportamiento de los mercados financieros y de las políticas antinatalistas y abortistas de la gobernanza mundial, que han generado y siguen generando tanto sufrimiento.

A mí personalmente, a veces me escandaliza esta libertad que Dios nos concede, mi razón no comprende este misterio del amor de Dios y la libertad del hombre, y mi duro corazón lo rechaza muchas veces, hasta el punto de que yo por mi parte quitaría en ciertos momentos la libertad a las personas que amo pensando en su propio bien. No así el Señor, que es el Único que respeta siempre nuestra libertad.